¿Sabíais que la palabra “mariposa” viene de juntar “María” y “pósate”? Esto se debe a que antiguas canciones y dichos infantiles se referían a los lepidópteros y los llamaban a posarse con versos como “María pósate, descansa en el suelo”. Para que veáis cómo la tradición cristiana nos acecha en cada esquina jeje. Como la gran mayoría de seres vivos, las mariposas no han pasado desapercibidas para la mitología y las leyendas de todas las culturas. Más aún si tenemos en cuenta que son insectos coloridos, gráciles, llamativos, bonitos, con una forma de volar elegante y evocadora. Así pues encontramos que en la cultura Maya las mariposas eran consideradas como las almas de los guerreros muertos en las batallas o sacrificios. Los aztecas creían que eran las encargadas de llevar el alma de los guerreros que morían en combate o en la piedra de los sacrificios y el alma de las mujeres que morían de parto a su lugar de descanso.
Alrededor de la mariposa monarca (Danaus plexippus), uno de los insectos americanos más emblemáticos, existen varias leyendas indígenas. Una de ellas dice que dichos lepidópteros son las almas de los niños que han muerto y regresan. Curiosamente las mariposas comienzan a llegar a sus santuarios mexicanos al comienzo de noviembre, fecha en que se conmemora el Día de los Muertos (del 1 al 2 de ese mes).
Otra antigua leyenda maya dice que, cuando quieras felicidad y que tus deseos se conviertan en realidad, susurres a una mariposa tu petición y luego le entregues su libertad. Según esta leyenda la mariposa (Papalotl en idioma náhuatl, una especie de lengua franca mesoamericana precolombina), que no pueden emitir ningún sonido, es el único ser vivo de la tierra que se comunica directamente con Dios y, agradecida, le llevará tu petición y te será concedida.
Aunque sólo os he contado tres casos de leyendas en torno a las mariposas (tres ejemplos de la tradición americana precolombina) hay cientos y en todas las culturas. Este insecto es, además, uno de los más conocidos ejemplos de metamorfosis, usado como metáfora de transformación en innumerables poemas, novelas, ensayos y mitos (recordemos que los Lepidópteros pasan por varias fases: huevo, oruga, pupa y adulto, que puede ser una mariposa o una polilla). Por no hablar de que es, también, uno de los paradigmas de belleza natural, junto con las flores.
Sin embargo, a pesar de que cuando nos hablan de mariposas todos tenemos claro de a qué se refiere nuestro interlocutor, ¿qué sabemos, en realidad, de estos insectos?
En primer lugar pertenecen al orden de los Lepidópteros, que incluye a mariposas y polillas (tradicionalmente se diferencian unas de otras por los hábitos diurnos de las primeras y nocturnos de las segundas, aunque hay rasgos morfológicos que también las diferencian), están dentro de la clase Insecta y forman el segundo grupo con más especies dentro de los insectos, con unas 300.000 especies conocidas (sólo superado por los Coleópteros). Se cree que el primer lepidóptero evolucionó a partir de los tricópteros (también conocidos como frigáneas, cuyas famosas larvas hacen estuches de piedrecitas, ramitas y todo lo que pillan para protegerse) hace entre 140 y 200 millones de años, aunque debido a la escasez de mariposas en el registro fósil no se tiene mucha información al respecto. Sí se sabe que su aparición coincidió con (y posiblemente fue motivada por) la aparición de las primeras flores. ¿Qué características tienen, entonces, estos atractivos seres?
- Tres pares de patas articuladas (lo que hacen un total de seis).
- Dos pares de alas cubiertas de escamas. Estas escamas son las responsables de la coloración y la iridiscencia de la mayoría de mariposas.
- Un par de antenas con función sensorial y un par de ojos compuestos.
- El cuerpo dividido en tres partes: cabeza (con función sensorial y de obtención de alimento), tórax (donde se insertan las patas y las alas, con función principalmente locomotora) y abdomen (con el resto de funciones corporales, puesto que contiene los órganos internos).
- El aparato bucal está transformado en una especie de larga pajita que se enrolla en espiral para poder libar (chupar) el néctar de las flores: la espiritrompa.
Como podéis ver, siguen el esquema básico de todos los insectos: cuerpo dividido en tres partes, un par de antenas, dos pares de alas y tres pares de patas. Obviamente, ya que si tuviesen cuatro pares de patas serían un arácnido. O si tuviesen dos pares de antenas serían crustáceos.
Y vamos a la cuestión de siempre, a ese utilitarismo tan del género humano: ¿qué función cumplen en el ecosistema? Fijaos que no he dicho “¿para qué sirven?”, esa pregunta tan típica y tan odiada por todos los que nos dedicamos al estudio de la Naturaleza (una cosa “sirve” para algo cuando ha sido expresamente creada por los humanos para tal propósito; la Naturaleza, como “ente no pensante” no tiene un propósito y, por lo tanto, los seres vivos cumplen una o varias funciones en el medio en el que viven y son necesarios e imprescindibles para el correcto funcionamiento del mismo, pero no “sirven”).
Pues bien, las principales funciones de las mariposas son dos, asociadas a distintos estadíos de su vida: la polinización de plantas durante la etapa adulta y la herbivoría durante la etapa de larva, que ayuda al control del crecimiento de individuos y poblaciones de plantas. Y es que como seguramente sabéis las mariposas, antes de ser esos preciosos seres etéreos y llenos de color, sufren una importante metamorfosis.
Los lepidópteros son lo que conocemos como insectos holometábolos, cuyo crecimiento pasa por varias fases en las que el individuo tiene formas, comportamientos y hábitos radicalmente distintos. De este modo las mariposas y polillas pasan por cuatro fases:
1. Huevo. De esta fase hay poco que decir, no tienen ningún interés descriptivo y el bicho está metido en su cápsula sin hacer nada.
2. Larva. Durante la fase larva, más conocida como oruga (nunca, repito, NUNCA gusano; el uso indiscriminado del término “gusano” para referirnos a todo lo que sea alargado y sin patas debería estar penado. Yo he visto referirse a serpientes con ese término, con eso os lo digo todo) el insecto no tiene nada que ver con el adulto y carece de alas, patas o antenas, tiene el cuerpo blando y es una máquina de comer plantas.
De hecho durante mucho tiempo se creyó que eran especies distintas y aún hoy hay especies tropicales de mariposas o de orugas cuya fase larva o adulto, respectivamente, no se conoce.
3. Pupa o crisálida. Durante esta fase la larva se protege (endureciendo su cuerpo o fabricando un capullo de seda o algún otro material) y comienza el que sin duda es el proceso más traumático de su vida: la metamorfosis. Durante dicho proceso no sólo sufre cambios morfológicos, sino también metabólicos. Imaginaos, os acostáis un día siendo vegetarianos, con una mata de pelo en la cabeza, un par de brazos y otro de piernas y os levantáis después de un par de semanas con todo el cuerpo cubierto de escamas, cuatro brazos y cuatro piernas, unos dientes afilados como cuchillas y una sed de sangre que ni Nosferatu. Pues eso. Traumático, ¿no?
4. Imago o adulto. Por suerte para ellas tras el trauma de la metamorfosis llega la fase adulta, cuando emergen de la crisálida convertidas en mariposa. Con la habilidad de volar, una capacidad sensorial infinitamente mayor y la capacidad de alimentarse de néctar (generalmente, aunque no siempre; algunas especies no se alimentan durante la etapa adulta, tienen el aparato digestivo no funcional. Es el caso del archiconocido gusano de seda, Bombyx mori). Todas estas mejoras tienen una única finalidad: la reproducción. Para ello tienen los brillantes colores que poseen sus alas, hacen los graciosos bailes que a menudo vemos y han desarrollado complejos sistemas de comunicación química: las feromonas.
Al hilo de lo que os decía antes los lepidópteros pasan, por tanto, de ser unos voraces herbívoros que arrasan con las plantas (de forma selectiva, eso sí; hay especies generalistas que se alimentan un poco de todo, pero normalmente cada especie de lepidóptero se alimenta de una o unas pocas especies de plantas) a convertirse en unas modelos fashion que sólo se “llevan a la boca” néctar, jugos de frutas y otros líquidos vegetales azucarados. O incluso nada, puesto que en algunos casos su vida es tan corta que no necesitan alimentarse y aguantan sus pocos días de existencia reproductiva tirando de las reservas que tienen.
Y, como os podéis imaginar, los adultos, con su colorido tan vistoso y las orugas, tan carnosas y rollizas, hacen salivar a gran cantidad de depredadores. Por eso han desarrollado una serie de defensas pasivas (son animales pacíficos, no atacan) a cada cuál más sorprendente:
1. Orugas venenosas: muchas presentan pelos urticantes (en algunos casos muy, muy tóxicos). Otras se alimentan de plantas venenosas, lo que las convierte a ellas mismas en venenosas.
2. Coloración aposemática: además de venenosas, muchas orugas y mariposas tienen coloraciones muy llamativas y con unos patrones muy marcados, de modo que sus posibles depredadores asocien esos colores y patrones con “No Comestible”. Muy útil, ¿no?
3. Mimetismo batesiano: en este caso las mariposas que lo presentan se “aprovechan” de sus parientes venenosas aposemáticas. Las que tienen mimetismo batesiano son inofensivas, pero presentan colores y patrones parecidos a las venenosas para engañar a sus depredadores.
4. Automimetismo: seguro que habéis visto muchas mariposas con grandes ocelos en sus alas, que semejan ojos. Con esto desvían la atención de la cabeza y, en caso de ser atacadas, no pierden ninguna parte vital.
5. Cripsis: orugas que parecen cagarrutas de pájaro. Polillas que imitan la corteza de un árbol. Mariposas que semejan hojas. Eso es la cripsis. Camuflarse con su entorno. Y en esto también hay lepidópteros que son grandes expertos.
Creo que voy a dejar el artículo aquí, porque si sigo, no acabo. Estoy seguro de que después de este brevísimo resumen de “qué es una mariposa” tenéis una idea mucho más completa, precisa y concreta de qué son estos fascinantes insectos. Y espero haberos transmitido la idea de que, detrás de esa aparente simpleza con que solemos mirar a los animales bonitos hay una Historia evolutiva y una presión por parte del medio brutal. La idea de que las mariposas no son coloridas para ser bonitas, sino para indicar que son venenosas, para despistar a sus depredadores, para atraer a sus parejas… La idea de que la Naturaleza no da puntada sin hilo y de que, por supuesto, nada está pensado para nuestro uso y disfrute ;).
Qué preciosidad de artículo. Rebloggeo para compartir tu blog. ¡Enhorabuena! Y gracias por el deleite.
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Me alegro que te guste y ¡muchas gracias por compartir! 😀
¡Saludos!
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¡Qué feliz y casual encuentro! Acabo ahora mismo de descubrir tu blog, cuando, justamente, el martes próximo publico un cuento sobre dos mariposas. Tu artículo me ha encantado, sobre todo, por las referencias mitológicas, algunas de las cuales desconocía 🙂
Con tu permiso, me quedo un rato por aquí 😉
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¡Buenas! Pues sí es casualidad jejeje. La verdad es que me gusta poner referencias mitológicas/literarias en los artículos de Naturaleza, creo que llegan muy bien a la gente. Y en cuanto a leyendas sobre mariposas hay un montón, me puse a buscar y tuve que seleccionar porque si no, no acababa (algunas orientales muy bonitas las dejé fuera por ser demasiado largas).
Tienes todo el permiso del mundo para quedarte por aquí el tiempo que quieras, se agradece jejeje.
¡Saludos!
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🙂 Pues entre los animales y las leyendas, creo que estaré muy bien aquí 😉
Lo mío son los cuentos (uno cada martes) , y también la mitología y la poesía (cualquier día).
¡Nos leemos!
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Un amplio y didáctico reportaje. Saludos.
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¡Muchas gracias! Saludos 😉
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encontre una mariposa se me escapo pero le tome fotos en negra con blanco pero su dibujo en las alas es rara es como unos huesos sobre sus alas
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La verdad es que con esas indicaciones no sé qué puede ser, ¿no puedes poner la foto?
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Qué comoleto e interesante tema sobre las mariposas cin un lenguaje sencillo, gracias!
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